viernes, 23 de abril de 2010

Las cactáceas plantas vulnerables a la extinción

Ya lo hemos dicho en varias ocasiones, nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo en cuanto a diversidad de cactáceas. Casi el 70% de nuestro territorio se encuentra ocupado por desiertos y pastizales xerófilos, dos medios en donde crecen y se desarrollan los cactáceas. Tenemos dos grandes desiertos, el de Sonora y el de Chihuahua que poseen importante diversidad de cactáceas, desde las llamadas columnares hasta las globosas, como ferocactus y mammillarias, muchas de ellas que se desarrollan solamente en esos desiertos, en otras palabras que son endémicas de aquellos lugares, que solo se encuentran ahí.

En cuanto al desierto de Chihuahua, este se extiende hasta el sur en los estados de Hidalgo, Querétaro, Puebla y Oaxaca, lugares donde existen también grandes variedades de cactáceas de tipo columnar y globoso. Nuestras cactáceas en buen número se encuentran en peligro de extinción, ya que son arrancadas de sus medios y son vendidas como plantas de ornato a coleccionistas mexicanos y por pedidos a coleccionistas europeos o japoneses.

En las listas de cactáceas mexicanas en peligro de extinción existen más de 250 especies, clasificadas como vulnerables, extintas o en peligro. Por dar un ejemplo, dentro del género de mammillarias o las llamadas biznagas de chilitos, en el listado tenemos a casi 58 especies, varias de ellas localizadas en los estados de México, Tamaulipas, San Luis Potosí, Oaxaca, Veracruz y Puebla. Algunas de ellas como la Carmenae de Tamaulipas, la mercadensis de Durango, la solisioides de Tehuacan, Puebla, desgraciadamente se encuentran catalogadas como extintas ya no se han visto en su medio. Se dice fácil o algunos pensaran que ni les va ni les viene esa situación, pero la verdad es lacerante y debe llenarnos de pena que especies vegetales se extingan por la voracidad de unos cuantos y que no sean susceptibles a que las nuevas generaciones las observen en su medios.

Dentro del mundo vegetal, las cactáceas son más susceptibles a extinguirse por su lento crecimiento, mas plantas se extraen de sus medios que las que se pueden desarrollar. Además, la gran mayoría de ellas necesitan el medio adecuado para germinar, a la sombra de otra planta, peligrando además por la acción de animales, por la falta de humedad, etc.

Urgen se tomen medidas para declarar santuarios de cactáceas en varios estados de la república, a los cuales se les debe dotar de vigilancia para evitar saqueos de especies en vías d extinción, sobre todo, las cactáceas de pequeño tamaño, las cuales son más fácilmente saqueadas. Asimismo será necesario crear jardines botánicos en donde se exhiban esas plantas y a su vez viveros en donde se puedan reproducir y ponerse a la venta a coleccionistas, como se hace con mucho éxito en el Jardín Botánico de Instituto de Biología de la UNAM, en donde se reproducen con éxito decenas de cactáceas en peligro de extinción las cuales proviene de semillas de plantas silvestres que preservan en ese sitio.

Existe también la Sociedad mexicana de Cactología, la cual agrupa a los amantes de ese tipo de plantas, o la cual es fácil integrarse, pagando uno cuota y asistiendo a sus reuniones que se realizan en el Audito del Jardín Botánico de la UNAM, los terceros jueves de cada mes a las 18 hrs. Ese tipo de instancias son los adecuadas para aprender de las cactáceas, conocer nuevos amigos que manejan el tema, asistir a cursos de propagación de cactáceas, asistir a excursiones o los santuarios, etc.

Plantas de selva en pleno Distrito Federal

En el llamado Jardín de la Tercera Edad, localizado entre Reforma y molino del Rey, se encuentra una regia colección de orquídeas y otras plantas provenientes en su mayoría de las selvas húmedas mexicanas, resguardadas en un bello invernadero con estructura metálica y cubierto de cristal emplomado, que proviene de principios del siglo XX. En el sitio podemos apreciar una buena diversidad de palmas Chamaedorea de Los Tuxtlas y montes Azules, soberbios ejemplares de Anthurium asiáticos y mexicanos, mafafas, papiros, bromelias y colas de zorro (Lupinus elegans): pero lo verdaderamente importante es la colección de orquídeas que ahí se preserva y reproduce, la cual forma parte de la famosa colección del llamado orquidiario de Chapultepec y hoy asignado a la Asociación mexicana de Orquidiología. Una buena cantidad de orquídeas que ahí tienen son epífitas pero también existen varias terrestres, destacan ejemplares de Oreja de burro (Oncidium cavendishianum) de Puebla y Veracruz, de Gallitos (Odontoglossum maculatum) que se encuentran en bosques de pino-encino desde Costa Rica y Guatemala hasta Oaxaca y Veracruz, o de Canelita verde (Lycaste deppei) de Chiapas. Lo reiteramos, este sitio es ideal para apreciar la flora selvática, como también lo podemos hacer en los invernaderos Faustino miranda y Ruiz Orozco del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM.

Para “patas de elefante’ solo México

muchos tenemos en nuestras casas, enmacetadas plantas que poseen las bases de sus tallos muy anchas, gordas, boludas, en forma de barril y que en su parte superior presentan penachos de hojas alargadas, a las cuales se les conoce con el nombre común de “patas de elefante” Esas plantas en el mundo botánico se les conoce como Beaucarnea, las cuales son típicamente mexicanas, ya que en total existen en América 10 especies, de las cuales 9, el 90% son endémicas de México, o sea que solamente crecen de manera silvestre en nuestro país. Varias especies de estas “patas de elefante” o “sotolines se encuentran en serio peligro de extinción, ya que cuando pequeñas, de manera profusa son desplantadas de sus lugares de origen para ser vendidas en las ciudades grandes, como Cd. de México y Puebla, en donde tienen mucha demanda. Una de estas es Ia Beaucarnea gracilis, llamada sotolín o Sayate Barrigón endémica de la región de Tehuacan Cuicatlán, de la cual aparte de ser usada como planta de ornato, por mucho tiempo de su corteza se sacaron corchos y de sus hojas fibras para textiles. En la zona de Zapotitlán, Puebla, existe un bello jardín botánico el “Helia Bravo”, en donde se pueden ver varios sotolines, los cuales tienen hasta 500 años de edad. También en el Jardín Botánico de lo UNAM se tienen varios ejemplares de edades muy avanzadas. En el Jardín, aparte de la gracilis, podemos observar otras seis especies más como: Beaucarnea stricta o Soyate de Tehuantepec la B. Purpusii y la B. Recurvata, entre otras.

Algunas cifras y datos sobre lo perdida
de especies de fauna mexicana

Los estudiosos han manifestado que durante el pasado siglo XX se extinguieron más de 30 especies de vertebrados en nuestro país, entre estas podemos nombrar al Carpintero imperial, al zanate del río Lerma, al caracara de Guadalupe y al ratón de Isla de San Pedro Nolasco, así como decenas de especies de otros animales y plantas asociadas a esas especies desaparecidas.

Por otro lada, nada más por la que se refiere a los mamíferos mexicanas, tenemos que 44 de estos se encuentran con estatus de peligro de extinción, debido fundamentalmente a la destrucción de sus hábitats, a la cacería ilegal, al envenenamiento al tráfico y a la cacería ilegales. Entre estas especies tenemos a cuatro felinos (jaguar, ocelote, tigrillo y jaguaruindi): o las tres especies de monos mexicanos (el aullador, el aullador negro y el araña): al puercoespín, al castor, a dos peritos de las praderas, al oso hormiguero, al conejo zacatuche del Ajusco, al coatí de cozumel, al cabeza de viejo de las selvas tropicales, al manatí de las lagunas costeras del Golfo de México, entre otras especies.

Para la preservación de las especies de mamíferos mexicanos varios instituciones educativas, no gubernamentales y gubernamentales vienen desarrollando políticas e invirtiendo recursos para preservarlas, entre estas: Naturalia y la UNAM para el zacatuche, PROFAUNA para el castor, la Universidad Veracruzana para el mono araña, FE Cuixmala para el coatí de Cozumel, UÍNAM y Unidos paro la Conservación en el caso del jaguar, por solo dar algunos ejemplos. A todo esto se debe incorporar al Instituto nacional de Ecología en su político en las áreas naturales Protegidas.

Se debe crear mas conciencia en la población sobre la preservación de especies, ya que estas forman parte de nuestra riqueza y deben ser preservadas para nuestro disfrute y el de las generaciones de mexicanos que vienen.

El Pantera o Felis onca, popularmente conocido como jaguar, que es el felino más grande y hermoso de América, en México se encuentra en serio peligro de extinción, todo debido a la destrucción de sus hábitat y a la cacería de que ha sido objeto. Cuentan que hace 50 o 60 años su presencia se sentía desde los estados de Sonora, Jalisco y Nayarit pasando por las selvas de las huastecas hasta el sureste de nuestro país. Hoy en cautiverio lo podemos observar en Tabasco en el Zoológico de Tuxtla Gutiérrez. El jaguar para sobrevivir en buenas condiciones necesita de agua, tener a su alcance alimento vivo de diverso tamaño y por lo menos 2 500 hectáreas de selva vírgenes para poder desplazarse y reproducirse sin problemas. Estos requerimientos poco presentes actualmente en nuestro país han puesto a esta especie de felino en grave peligro de extinción. Una buena noticia que nos ha reportado Oscar Mendoza de Naturalia es la adquisición por parte de ese agrupamiento de 4 mil hectáreas de terrenos agrestes en montañas de Sonora, donde existe la población más norteño del jaguar en el continente americano. Eso es una buena noticia, yo que desde 2001 Naturalia había anunciada uno compaña paro proteger al jaguar y lanzó varias campañas paro hacerlo, parte de lo recaudado por ejemplo fue utilizado para la compra de esas extensiones de terreno que servirán para proteger al Felis onca mexicano y a otras especias animales y vegetales asociados con él.

Varias Bromelias mexicanos se encuentran
en peligro de extinción

Yo no es raro leer en esta sección de Unión, que cientos de nuestros recursos naturales se encuentran en diverso grado de peligro de extinción: si no son las cactáceas, son las selvas, o las orquídeas, o se trata de las palmas comedoras, etc. El descuido y las políticas económicas que se han seguida por los diversos gobiernos, nos han llevado a colocar al borde de lo extinción a cientos de nuestros ejemplares faunísticos y botánicos.

En esto ocasión hablaremos de las bromelias, plantas epífitas (que viven sobre árboles que los utilizan como sostén), de los que en México existe una importante variedad de especies, varias de las cuales se encuentran en peligro de extinción, debido o lo destrucción de sus hábitats, a su extracción para fines comerciales, a su utilización por miles de ejemplares en fiestas religiosos para adornar fachadas de casas y nacimientos en Comitán o San Cristóbal.

De lo último planteado, en el estado de Chiapas, tenemos que cada año se extraen de las selvas más de 50 mil bromelias del género Tillandsia, paro adornar altares y figuras religiosos en diversas ciudades del estado. Al hacerlo se están poniendo al borde de lo extinción especies como las Tillandsia eizzi, T. guatemalensis y T. ponderosa que son los más demandadas para esas festividades. Al bajarlos de los árboles, lo hacen antes de que los flores sean polinizadas, situación que corta al instarte el ciclo de vida de lo planta.

La destrucción de las bromelias es un hecho lamentable, ya que estas plantas en forma de penachos, cargan entre sus hojas con cantidades de agua que se encharca, dentro de la cual se posibilita con el tiempo la proliferación de vida entre insectos que ahí se desarrollan y pequeños batracios. Al acabar con estas maravillosas plantas, se acaba también con otras especies que viven en o de ellas. La solución para el caso chiapaneco, sería la que PRONATURA ha estado llevando a cabo en Chiapas, la de crear viveros, con la participación de indígenas de las zonas afectadas, de reproducción de bromelias para fines comerciales y de festividades religiosas; de esa manera se aligeraría la extracción de plantas en las selvas (Para mayor información ver revista Pronatura, número 5, primavera de 1999)

Gran variedad de encinos tenemos en México

En el mundo se conocen más de 400 especies de encinos (Ouercus), de estos, de 200 a 225 los podemos apreciar en el hemisferio occidental y en México tenemos la oportunidad de contar con casi 150 especies de esos maravillosos árboles; la importante presencia de esos árboles, coloca a nuestro país en el primer lugar mundial en cantidad de especies de encinos; varios de ellos los podemos apreciar en toda su magnitud en el Bosque de Tlalpan, en el Jardín Botánico de la UNAM y en una magnifica colección, tal vez la más completa en México, en el Jardín Botánico “Louise Wardle de Camacho” ubicado en el Africam Zafari, Valsequillo, Puebla.

En ese lugar se pueden apreciar de manera fundamental encinos que tienen su hábitat en la región central de nuestro país. Dentro del mundo de los árboles, los encinos tienen una gran importancia en la preservación y protección del agua y de los suelos; el porte de los encinos es muy particular y su buena conservación es sinónimo de buena salud en los bosques y por ende de las plantas asociada a estos y por consecuencia los animales silvestres que se encuentran merodeando esos espacios boscosos.

En México los bosques de encinos se encuentran ocupando el 5% de territorio. Son reproducidos en importantes cantidad en viveros controladas por la SEMARNAT y la SEDENA con fines de reforestación. De entre los encinares más famosos de México destaca el de la mariposa monarca en Michoacán y Estado de México. En os bosques de coníferas y encinos se han registrado casi 300 especies de animales, entre estas: ranas Hyla, lagartijas Sceloporus, víboras de cascabel de varias especies, pájaros azulejos, tordos, alondras, codornices y hasta guajolotes silvestres; también podemos observar los ya muy escasos conejos teporingos o zacatuches, como son los existentes en los bosques del Ajusco; en lo bosques de Quercus del norte de México podemos encontrar desde osos y zorras hasta gatos monteses y pumas.

La mayoría de siemprevivas y conchitas se encuentran en México

De la rica cantidad de familias botánicas que posee nuestro país, la Crassulaceae, que se caracteriza por tener hojas suculentas y muy gruesas donde deposita sus reservas de agua, es una de las más diversas; dentro de esta destacan las Echeverias, mejor conocidas como “conchitas” y “siemprevivas”, las cuales en más del 80 de sus especies son plantas endémicas o sea que en su medio silvestre solo se encuentran en México. Según Jerzy Rzedowski, uno de los taxónomos o clasificadores botánicos más importantes de nuestro país, nos dice que el género Echeveria se encuentra representado en México por entre 100 y 200 especies.

En los reservas ecológicas de Ciudad Universitaria y de Cuicuilco, tenemos la posibilidad de observar en su medio silvestre a tres de ellas: la más grande que le llaman “Oreja de burro” (Echevería gibbiflora) y desarrollándose entre los rocas de lava a dos de las llamadas “conchitas” (Echevería mucronata) y las conocidas como “orejas de ratón” (Echevería Secunda)

Un espacio nuevo dedicado o la familia Crassulaceae y en especial a los echeverias mexicanos se acaba de abrir en el Jardín Botánico del Instituto de Biología de lo UNAM; ahí podremos ver en vivo más de 50 especies de esas plantas suculentas y entre estas un buen número de “Conchitas”, las cuales fueron plantados entre grietas y rocas de lava; el encargado de construir ese espacio fue el biólogo Jerónimo Reyes Santiago, presidente de lo Sociedad mexicano de Cactología. Con este sitio, el Jardín Botánico de lo UNAM, pretende empezar lo construcción de una colección nacional de suculentas mexicanos, similar o la que yo poseen de agáves, o sea en donde estén representadas la totalidad o un alto porcentaje de estas plantas suculentas.

Una importante riqueza mexicana en reptiles

México sigue siendo considerado como el primer lugar del mundo en cuanto a cantidad de especies de reptiles que albergo en su territorio. Posee en sus diversos ecosistemas 750 especies de eso animales, por encima de países ricos en biodiversidad como lo son Australia con 567, Indonesia con 529 y Brasil con 467 especies. Entre los reptiles, en nuestro país desovan 7 de las 8 especies de tortugas marinas que existen en el mundo y también se encuentran 322 especies de serpientes, de estas solo 60 son consideradas como venenosos. De esta gran riqueza que poseemos, lo mayoría o sea el 52% de nuestras especies de reptiles son endémicos o sea que solamente se encuentran en México. Lo lamentable es que según los investigadores Ceballos y Naranjo en nuestro país hasta 218 especies de reptiles se encuentran amenazadas o en peligro de extinción, debido a lo perdida creciente de sus hábitats, al saqueo de huevos en el caso de las tortugas, o lo creciente extracción de ejemplares para su comercio, a lo caza para extraerles sus pieles, entre otras causas. Es necesario tomar conciencio de lo que significa esta pérdida para los mexicanos, la cual puede llevar o su vez o perdidas de otras especies de animales y plantas asociados a los reptiles que puedan desaparecer. Tomemos conciencia y rechacemos el comercio ilegal de animales silvestres y en peligro de extinción.
En el charco del Ingenio se resguardo
una importante colección de cactáceas mexicanas

El que fuera el último centro de operaciones del ya fallecido cactólogo norteamericano Charles E Glass, se encuentra ubicado en la parte más alta de una reserva ecológica, emplazada o las afueras de Ciudad de San miguel de Allende, Guanajuato, llamada el Charco del Ingenio. El lugar, un cañón de mediana altura, rodea el embalse de una presa y mantiene manchones bien conservados de vegetación que formó parte de la biodiversidad que existió hace varias décadas en los alrededores de esa ciudad colonial y altamente turística del estado de Guanajuato.


En una de las cimas de la barranca se encuentran las instalaciones que fueron de CANTEAC y en las que Glass y sus colaboradores trabajaron durante casi diez años. Dentro de estas destaca, emplazado en varias niveles de terreno un hermoso invernadero de estilo europeo, todo construido de vidrio, por el cual también pasa un pequeño arroyo de aguas cristalinas. Desde ahí se aprecia una vista muy notable de lo presa y de gran parte de lo reserva, en la cual, en temporadas diversas se pueden observar cantidades importantes de patos silvestres y otras aves acuáticas; este palacio botánico guarda una de las colecciones más importantes de cactáceas mexicanas, la cual de 1991 a 1998, el año de su muerte, fue conformada por Charles. Ahí se exhiben y preservan ejemplares de cactáceas y otras plantas suculentas que se encuentran en serio peligro de extinción, entre las que destacan el Echinocactus grusonii, mejor conocido como “Asiento de Suegra” o “Barril de Oro”; más de 250 ejemplares de la oaxaqueña mammillaria solisioides, la cual es una pariente cercana de la mammillaria pectinifero; muestras importantes de mammillaria albiflora y miles de ejemplares de la muy bella Peleyphora aselliformis, los cuales en la decáda de los 90 fueron rescatados por Glass y CANTE, previo permiso expedido por la entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología; ésas plantas estuvieron en su medio natural en extensiones de terreno por donde hoy pasa la carretera 57, zona ubicada en el centro del estado de San Luis Potosí.

En el Charco del Ingenio se encuentran laborando varios estudiosos nacionales y extranjeros, quienes trabajan en laboratorios, túneles de propagación e invernaderos, reproduciendo cientos de especies de esas plantas, para lo cual utilizan las semillas que se extraen de las ricas colecciones del jardín botánico; muchos de los ejemplares propagados se ponen a la venta, para de esa manera ayudar a amortiguar un poco el saqueo de que son objeto esas plantas por coleccionistas nacionales y extranjeros sin escrúpulos. Desde ese lugar se han desarrollado estudios botánicos de gran importancia y que han quedado plasmados en trascendentales obras como la Guía para la identificación de Cactáceas Amenazadas de México de Charles E. Glass que fue coeditada por CONABIO y CANTE. El libro en cuestión que contiene fotos a todo color de cactáceas, describe a 96 especies que se encuentran en peligro de extinción y que aparecen en los apéndices I y II del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de flora y Fauna Silvestres (CITES), organismo dependiente de la ONU.

Durante casi 10 años de su vida, Charles Glass realizó varios de sus estudios en el Charco del Ingenio. El personaje fue muy polémico, unos cactólogos lo consideraron un traficante de cactáceas raras y en peligro de extinción y otros más lo han defendido, calificándolo como importante apartador de estudios esenciales para conocer a las cactáceas mexicanas, varias de las cuales él mismo descubrió y describió, como fueron los casos de mammillaria saboe y mammilla hernandezii, la primera de Chihuahua y la segunda de Oaxaca; otras más como la mammillaria glassii de Nuevo León fueron nombradas en honor al propio personaje Otra aportación del controvertido cactólogo estadounidense fue la de los libros que redactó como: The Illustrated Enciclopedia of Cacti, que produjo junto con Clive Innes Identification Guide to the Threatened Cacti of México, texto que editó poco antes de morir y su valiosa participación como editor temporal de una de las publicaciones periódicas más importantes que abordan ese apasionante tema, la revista norteamericana Cactus and Succulent Journal.

El Charco del Ingenio es un sitio digno para el esparcimiento físico y el relajamiento mental, así como para aprender buenas lecciones de botánica y ecología. En temporada de lluvias se pueden observar cantidades muy importantes y variadas de mariposas y plantas en plena floración; asimismo por esas fechas, el nivel del agua de la presa se encuentra a todo lo que da, motivo por el cual la fuerza del torrente acuífero nos inyecto muchas emociones. Existe también una pequeña tienda donde se pueden adquirir recuerdos del lugar y un buen número de especies de cactáceas, propagadas en el Charco, algunas de ellas muy raras y catalogadas como de verdadera colección y a muy buenos precios.

Gran diversidad de cactáceas en la vieja
Casa de los Alemanes

Enclavada en una muy depredada zona xerófila queretana que rodea a la población de Cadereyta de montes, se encuentra la llamada Quinta Schmoll. El lugar ubicado en la Calle el Pilancón número 1, en el añejo Barrio de las fuentes, es una importante extensión de jardines y una construcción que dato de principios del Siglo XX, rodeada de fuentes y manantiales de gran belleza. En este sitio se encuentra un ya veterano y bien establecido emporio botánico que preserva y reproduce plantas suculentas mexicanas y de otros países del mundo.

El lugar fue fundado en 1920 por la Bióloga alemana Carolina Wagner y por su esposo, el pintor Fernando Schmoll. A la fecha la Quinta viene siendo administrada por la cuarta generación Wagner, la cual continúa con dedicación sus labores en pro del cuidado y multiplicación de las cactáceas y otras plantas suculentas, un buen número de estas en serio peligro de extinción.

A los 30 años de fundada la Quinta Schmoll, a propuesta de la Dra. Helía Bravo Hollis, en octubre de 1951 la recién fundada Sociedad Mexicana de Cactología, organizó una excursión para visitar el famoso lugar. Jorge meyrán, estudioso de las crasulaceas mexicanas y amigo personal de la bióloga ya desaparecida, nos recuerda:

‘La señora Schmoll visitaba a la Sra. Bravo en el Instituto y le llevaba plantas, pero la Sra. Bravo no conocía Cadereyta. Organicé la excursión y al llegar a la Quinta Schmoll sentí gran satisfacción al ver el gusto y la sorpresa de la Sra. Schmoll al volver a ver a la Sra. Bravo después de tantos años” (Historia de la Sociedad mexicana de Cactología, Jorge Meyrán García, revista Cactáceas y Suculentas mexicanas, enero — marzo de 1999).

El hecho narrado y la visita de un buen número de botánicos y naturalistas de todo el mundo, se convirtió en una constante que ha tenido la Quinta a lo largo de sus 83 años de existencia. Y no ha sido para menos, las colecciones de plantas suculentas que alberga en sus extensos jardines, en sus invernaderos y túneles de reproducción son de las más importantes en el mundo y han sido citadas en varios estudios biológicos.

Las diversas generaciones de los Wagner y los Schmoll pudieron participar en viajes de exploración por todo México y de manera particular por el Estado de Querétaro acompañando a botánicos de renombre como lo fue el alemán Hans Krainz, descubridor y descriptor de la queretana Mammillaria mathildae, a lo cual en 1973 nombró en honor de la Bióloga mathilde Wagner. De la misma manera otra cactácea que produce bellos y grandes flores, Echinocereus Schmollii, fue nombrada en homenaje de Fernando Schmoll. Estos son solamente dos pasajes que forman parte de las muchas experiencias que han rodeado a los alemanes y a su casa preservadora de cactáceas.

Algo de admirarse es el invernadero más viejo del lugar, el cual alberga la excelente colección personal de cactáceas que dejó el ya desaparecido Fernando SchmolL Ahí podemos ver ejemplares de plantas suculentas muy desarrolladas y con edades considerables a cuestas, perfectamente dispuestas en camellones, bien cuidadas y que siguen produciendo muchas semillas, las que posteriormente son germinadas. En este sitio destaca un viejito, Cephalocereus senilis, de 10 metros de altura, proveniente de meztitlán, el cual puntualmente cada año produce sus grandes flores, caso extraño en ejemplares que se encuentren fuera de su medio natural. Podemos apreciar también grandes ejemplares de más de 150 años de edad, de los llamados barriles de oro o asientos de suegra, Echinocactus grusonii que provienen de sitios hoy inundados por las aguas de la presa Zimapán.

La Quinta Schmoll nos ofrece horas de esparcimiento físico y mental, de conocimiento botánico con la observación de plantas, de lectura con los libros sobre el tema que existen en su variada biblioteca y con las conferencias que se imparten.

Este es sin ninguna duda otro lugar más que existe en nuestro país dedicado al cuidado de la biodiversidad de nuestras zonas áridas y que en un fin de semana vale mucho la pena visitar y admirar.

Montes Azules una fábrica de vida
en peligro de desaparecer

Montes Azules, Chiapas, que es la selva siempre verde más norteña del continente americano se encuentra en serio peligro de extinción. De darse su destrucción, nos estaríamos enfrentando a un atentado contra la humanidad de grandes proporciones, ya que desaparecerían más de 3400 especies de plantas y 341 de aves, por solo dar dos ejemplos de seres vivos. Esta selva siempre lluviosa al momento de ser decretada, en 1978 como Reserva de lo Biosfera de montes Azules, tuvo una superficie de 331 mil hectáreas y hoy en el 2003 ésta se ha reducida a 250 mil, o sea que en 25 años ha sufrido una perdida de 81 mil hectáreas: todo esto debido a invasiones, cambios drásticos de uso de suelo, incendios forestales y extracciones clandestinas de plantas y animales.

Varias acciones se han venido desarrollando para tratar de revertir esa destrucción y estas se publicitaron en un magnifico texto elaborado por José Warman, aparecido a manera de suplemento en la revista México Desconocido de mayo de 2003 y que editó la ONG Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable AC. En este se realiza un recuento de actividades que se llevan adelante paro lograr su conservación, estas se encuentran apoyadas por la ONG ya citada, por la PROFEPA, por los indios lacondones y por la FORD.

Se han invertido recursos para construir o rehabilitar estaciones a través de las cuales se haga una constante la presencia de biólogos, ecólogos y vigilantes que garanticen la preservación de la selva así como el impulso de proyectos conservacionistas que involucren a las comunidades locales.

Con el fin de que el conocimiento de lo biodiversidad de montes Azules y su funcionamiento sean permanentes se vienen impulsando una serie de investigaciones que puedan dar salidas a corto, mediano y largo plazos a la problemática de esta selva tropical húmeda. Asimismo se desalloran monitoreos y preservación de especies en vías de extinción.

Se viene dando el impulso a actividades productivas de residentes legalmente establecidas en la reserva, que aprovechen los recursos de manera sustentable y con plena respeto a la biodiversidad de la zona. Entre estas a los lacandones para que se involucren en el turismo ecológico.

Nos dice Waman en su texto, que vinculando esfuerzos se vienen desarrollando otras acciones como “la vigilando en las riberas del río lacantún y sus afluentes; el monitoreo de la población del cocodrilo de pantano; la protección de nidos de la guacamaya rojo; la operación de la Estación Chajul: la operación de la caseta de control y vigilancia del arroyo miranda; la operación de la caseta de vigilancia del río Tzendales: el apoyo a los criaderos extensivos de mariposas en los ejidos Boca de Chajul..., donde se protegen 3 mil hectáreas de selva primaria en terrenos colindantes con montes Azules...”

Con estos hechos, de manera firme se viene avanzando en la creación de conciencia, lo cual es la única llave maestra que logrará preservar la zona selvática de montes Azules, para el disfrute de las generaciones futuras.

Uno primero aproximación a la
Sierro Gorda de Querétaro

En estas vacaciones del verano del 2002 por fin se me hizo incursionar en los dominios de la impresionante Sierra Gorda del Estada de Querétaro. Este es tal vez uno de los lugares en México que presenta una extensa biodiversidad, ya que en un mismo complejo serrana podemos encontrar vida vegetal y animal de desierto, de selva baja, de bosque de encino y de selva húmeda, entre otros regiones presentes; como quien dice es uno de los más importantes escaparates o laboratorios naturales que posee nuestro país para dar a conocer una buena parte de su riqueza biológica.

La afirmación ante no es exagerada, ya que la impresionante sucesión de montañas que comprende la Sierra Gorda, por cierto declarada en 1997 Reserva de la Biosfera, en sus casi 400 mil hectáreas de extensión albergo más de 1700 especies de plantas vasculares y más de 600 especies de animales, sin contar los insectos, pues nada más hablando de estos, la Sierra Gorda posee por ejemplo casi 600 especies de malas que representan el 30% del total nacional.

Después de superar los reglamentarios kilómetros de la autopista a Querétaro y desviándome por Tequisquiápan, inicio mi incursión hacia la carretera que decenas de kilómetros más adelante se trepa por la majestuosa Sierra Gorda, allá por los rumbos áridos de Vizarrón y más adelante de Peñamiller, lugar este último por donde asienta sus reales el muy famoso para los cactólogos Rio

Estórax zona de mucha importancia por la presencia de gran cantidad de cactáceas, entre estas la Lophophora difusa, mejor conocido como peyote, de la cual por cierto pude ver gran cantidad de ejemplares, de todos tamaños, solos o agrupados en colonias; esta visión me inyectó de mucho satisfacción pues es sabido que la planta alucinógena queretana está declarada con el estatus de peligro extinción.

mi primera exploración, pues así lo había planeado desarrollar por las faldas de una montaña de tamaño media ubicada entre Vizarrón y Peñamiler, territorio en donde dominaba la vegetación baja, muy característica de las zonas áridas de México; en este lugar se encontraba una buena presencia de gran biznagas, dos de estas, clasificadas científicamente hablando como Echinocactus platyacanthus y de Ferocactus glaucescens, así como de imponentes Myrtillocactus geometizans, popularmente conocidos el nombre de garambullos.

Como carecía de equipo adecuado me fue imposible caminar mas de 300 metros por el lugar, ya que las plantas espinosas formaban verdaderas barreras infranqueables que impedían mi andar. Pero aún así pude observar una buena cantidad de cactáceas, entre estas unas grandes colonias de Mammillaria geminispina ejemplares muy desarrollados de peyotes. Fácilmente tomé más de 90 fotografías de la zona y su flora suculenta, así como variadas vistas de los cerros cercanos que también presentaban grandes cantidades de cactáceas. Pude observar aves de diversos tipos y lagartos de varios tamaños y tonalidades.

Después de haber vivido durante dos horas esta gratificante experiencia me dirigí a la población de Jalpan de Serra, donde tras visitar y fotografiar la iglesia barroca del lugar pase la noche en un hotel, desde el cual se observaban bellas vistas de la Sierra Gorda, de su zona más verde y húmeda.

Al día siguiente muy temprano tomé carretera hacia otro punto que había planeado visitar, la imponente cascada de Chuvejé, lugar cercano al pueblo de Pinal de Amales, donde lo Sierra Gorda ya presenta vegetación alta con abundancia de encinos y álamos, varias de los cuales presentan en sus troncos y ramas buena cantidad de helechos, bromelias, orquídeas y otra vegetación epifita. Al llegar a una desviación de terracería que va hacia la caída de agua, en auto hice 15 minutos hasta llegar a un claro donde dejé vehículo. De ahí, caminando por senderos durante casi 45 minutos, entre vegetación exuberante, por fin llegué a la cascada de Chuvejé, de más de 30 metros de altura, la cual muestra su bien delineada forma de cola de caballo.

Terminando esa gratificante visita volví a tomar carretera, ahora con rumbo o Concá, lugar en donde tiene sus dominios el clima cálido subtropical: ahí entre la vegetación mediana sobresalen grandes cactáceas columnares muy ramificadas de color verde obscuro de la especie Stenocereus queretaroensis. Por esos lugares podemos observar otras cactáceas de tipo globoso como la Cayphantha radians, de la cual me tocó fotografiar varios ejemplares que presentaban en sus ápices grandes flores amarillas.

En Concá pernocté en la Misión, que es una vieja hacienda convertida en placentero hotel. Este lugar posee una impresionante ceiba pentandra de mas de 300 años de edad y se encuentra rodeado de vegetación exuberante característica de la zona, lo cual demuestra la forma tan sencilla de hacer convivir el confort hotelero con lo ecología. Desde el hotel uno puede tomar senderos que penetran entre el bosque y descubren la presencia grata de arroyos que provienen de manantiales de aguas cristalinas. Los grandes árboles se suceden uno tras otro; se pueden observar también plantas acuáticas en plena floración, descansando placidamente en estanques plagados de peces: a su vez pudimos topar la mirada sobre ejemplares de variadas especies de mariposas posándose con tranquilidad entre las flores y también pudimos advertir sobre la copa de los árboles, con lujo de detalle, el vuelo de aves de cantos variados.

El viaje terminó en Concá, por falta de tiempo y recursos económicos ya no pude visitar otros sitios importantes de la Sierra Gorda como Arroyo Seco, el Sótano del Barro en donde existen parvadas numerosas de guacamayas verdes y que se ubica en la zona núcleo de la reserva de la biosfera y Xilitla, zona selvática de la Huasteca potosina.

Espero poder hacer otro viaje a la impresionante Sierra Gorda, con equipo adecuado y poder penetrar así a sus entrañas y sentir sus buenas vibraciones. Esta es una parte de México que representa un buen ejemplo de su biodiversidad.

miércoles, 21 de abril de 2010

Especies Faunisticas en Peligro de Extincion en el Estado de Veracruz

Especies Faunísticas en Peligro de Extinción en el Estado de Veracruz


Peligran, por la pérdida de hábitat, animales como tapir, jaguar, tucán, guacamaya roja y verde; mientras que en flora y vida silvestre las más afectadas son las cycadas.

De las cerca de 2 mil 500 especies animales y vegetales registradas en Veracruz, al menos 400 están catalogadas como en peligro, reveló el jefe del Departamento de Recursos Naturales y Vida Silvestre de la Semarnat, Francisco Juárez González.

“Son demasiadas, pues tenemos en todo, en aves, reptiles, mamíferos, hongos, insectos y en corales, es una gran cantidad, pero podemos tener unas 400 especies dentro de la norma que están en alguna categoría de amenaza”, dijo.

Las especies más amenazadas y a punto de la extinción debido principalmente a la pérdida de hábitat son el tapir, jaguar, nopo rey, guacamaya roja y verde, así como los tucanes; mientras que en flora y vida silvestre las más afectadas son las cycadas.

“Todos esto porque las áreas naturales las estamos convirtiendo en potreros, deforestando. Llega gente del extranjero y saben donde están y se llevan a estas especies”, lamentó el funcionario federal.

Juárez González detalló que no todas están en peligro de extinción, pues hay otras categorías de amenaza, como son precisamente amenazadas, en peligro de extinción y de protección especial.
En contra parte, explicó que a lo largo y ancho del territorio veracruzano se tiene un registro de 280 Unidades de Manejo de Vida Silvestre (UMAs), en su mayoría de tipo intensivo, aunque también existen tipo criadero y vivero.

Precisó que en esas unidades hay desde jaguares, venado cola blanca hasta mariposas, palomas, patos, gansos, además de flora como pinos, hongos blancos, orquídeas, romelias, entre otras.
Destacó que las especies más exóticas que se reproducen en estas unidades de manejo están el antílope negro, guacamayas amazónicas, loros africanos, además de jaguares y reptiles.

Podemos citar algunas especies en peligro de extinción como lo son:




Zopilote rey




Esta ave, conocida también como “rey de Zope”, es la Sarcoramphus papa, especie que habita en las selvas tropicales húmedas del sur de México, principalmente desde el Istmo Tehuantepec hasta Chiapas y la parte baja de la península de Yucatán.
Es una ave de gran tamaño que llega a pesar de 3 a 5 kg; mide entre 71 y 81 cm de longitud, y alcanza una envergadura (distancia entre las puntas de las alas cuando están extendidas) de dos metros.
A diferencia de las otras especies de zopilotes, el plumaje del zopilote rey es blanco casi en su totalidad. Los adultos tienen la cabeza y el cuello desnudos y arrugados, y su piel en esas zonas se pigmenta de tonos amarillos, naranjas y rojos. En la base del cuello tienen un collar de plumas grises. El resto del cuerpo es blanco y tanto el macho como la hembra presentan el mismo tipo de plumaje.



Águila harpía



Conocida por su nombre científico como Harpia harpyja, esta ave rapaz es una de las más raras en México. Se tiene registro de ella sólo en los estados de Veracruz, Chiapas y Campeche.
Es el águila más grande que habita en nuestro país. Llega a medir hasta un metro de longitud y dos metros de envergadura, y puede pesar hasta 8 kg. Su plumaje es de color blanco y negro, y tiene una cresta negra terminada en dos puntas. Las aves adultas, a diferencia de las jóvenes, presentan en el pecho una banda ancha de color negro. En general, las hembras son más grandes que los machos.

Tucán piquiverde



El también llamado “tucán rey” o, por su nombre científico, Ramphastos sulfuratus, es una de las tres únicas especies de tucanes que habitan en territorio mexicano. El piquiverde es el tucán más grande de los tres. Mide hasta 52 cm de longitud y puede pesar unos 400 gr.
En algunos lugares de las selvas tropicales húmedas mexicanas, como son los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz, es posible observar a parvadas de hasta doce tucanes piquiverdes. Éstos se pueden identificar fácilmente en vuelo por su plumaje negro y su enorme pico de colores verde, azul, rojo y anaranjado. Algunos zoológicos locales poseen ejemplares de esta especie para su estudio y exhibición.



Mono araña


El nombre científico de esta especie de monos es Ateles geoffroyi. Son animales diurnos, que hace algunos años habitaban desde el noreste de Jalisco hacia el sur y sureste de México, así como a lo largo de la vertiente del Golfo de México hasta el sur de Tamaulipas; sin embargo, su distribución se ha reducido en un 80% debido a la fragmentación que han sufrido las selvas, por lo que las poblaciones de monos que aún sobreviven se encuentran aisladas.



Tlacuachillo dorado




Si tiene la oportunidad de visitar alguna de las selvas tropicales húmedas que se localizan al sureste de México (desde el sur de Veracruz y norte de Oaxaca y Chiapas hasta el sur de Campeche y Quintana Roo), está obligado realizar una visita de noche, con un buen guía, ya que muchos de los animales que ahí viven son nocturnos. Un ejemplo de éstos es el tlacuachillo dorado, también conocido como “zorrito cacaotero” o “platanero”.


Boa Constrictor



La Boa constrictor, como se conoce en el ámbito científico, es una serpiente no venenosa. Su cuerpo es robusto y llega a medir en promedio unos 4 m de longitud. Su piel presenta escamas de colores rosa o beige con bandas cruzadas de color más oscuro.
En México se distribuye en ambas costas: en el Pacífico, desde el norte de Sonora y centro de Tamaulipas; al centro, en los estados de Durango, Morelos, Puebla y San Luis Potosí, y en el Golfo hasta la Península de Yucatán.

Jequillo collarejo


Se le conoce con diversos nombres comunes como “escorpión”, “picote”, “tira cola” o “uyar ztotzok”, pero resulta más práctico buscar información sobre este reptil por su nombre científico: Sphaerodactylus glaucus.
El jequillo collarejo habita en varios estados de nuestro país como Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca.

Especies Faunísticas Extintas en México


De la Maza describe algunos de los animales que han desaparecido de nuestro territorio, principalmente en lo que va del siglo, y recupera también la descripción de Clavijero sobre la extinción en el siglo XVI.
La desaparición de formas de vida es un hecho que se presenta paulatinamente a lo largo de la historia y que se asocia a la misma dinámica que nuestro planeta ha tenido a lo largo de su evolución. Las causas que desencadenan la extinción de una especie son muy variadas, pero podemos mencionar algunas que ya están sido identificadas y en proceso de estudio.

Uno de los principales factores de extinción consiste en que las condiciones que permiten la vida de una o varias especies se modifican, como ocurrió en nuestro país hace aproximadamente siete mil años, cuando las lujuriosas praderas que existían en el Altiplano fueron sustituidas por desiertos al entrar el período Xerotérmico. De esta manera, desaparecieron las praderas con todas sus especies vegetales y arrastraron a la extinción a una multitud de grandes herbívoros asociados: mamutes, mastodontes, camellos, armadillos gigantes, caballos y yamas. Al desaparecer los herbívoros, los grandes depredadores que dependían de su carne también entraron en crisis y se extinguieron: entre ellos tigres-sable, varias especies de lobo y chitas americanos.

Otro factor importante consiste en la depredación selectiva que una especie dominante realice sobre otras. De esta manera, entre el siglo XVI y el siglo XIX, muchas especies de herbívoros de las praderas, que habían resistido la crisis Xerotérmica se vieron presionados por la cacería que los habitantes de nuestro país practicaron sobre sus abundantísimas poblaciones y, ahora, están prácticamente reducidos a poblaciones inviables. Así, tenemos a los berrendos cuya población sumando las tres razas que sobreviven en Baja California, Sonora y Chihuahua, no sobrepasa los quinientos ejemplares.

Por una retrospectiva sobre la escasa información que se tiene de animales extintos en México, podemos ver que los primeros testimonios vivos nos los ha legado el ilustre Francisco Javier Clavijero. Desgraciadamente, estos animales fueron exterminados antes que Linneo iniciara con la sistemática investigación, por lo que carecen de nombre científico; y su estatus, así como su posición taxonómica, serán siempre un misterio. El primero de ellos es difícil de definir; el segundo, parece ser una raza de perro.




"Techichi" :


"...era un cuadrúpedo que había en México el cual por su figura, semejante a la de los gozques europeos, llamaron perro los españoles. Era de aspecto triste; no ladraba jamás ni se quejaba aunque lo aporreasen. Su carne era comestible, y si creemos a los que la gustaron, de buen sabor y nutrimento. Después de la conquista de México, faltando a los españoles ganado de cuya carne se alimentaban, hicieron de aquellos cuadrúpedos el abasto de sus carnicerías, con lo cual acabaron con la especie, a pesar de ser muy numerosa".



Lobo mexicano del Noreste (Canis lupus monstrabilis):


Esta subespecie de lobo se encontraba en Tamaulipas y Nuevo León, en la zona semidesértica del plano costero y las sierras y serranías. Su extinción se debió a la implacable cacería y trampeo a la que fue sometido debido a que atacaba los hatos ganaderos.





Foca monje del Caribe: (Monachus tropicalis):


Se encontraba en el Golfo de México en los cayos, arrecifes y lagunas costeras, en el siglo XVI Hernán Cortés la refiere como una especie común . Su extinción se debió a que, a partir de un naufragio ocurrido durante la conquista del reino de Pánuco en 1523, los marinos que expedicionaban por la costa del Golfo las cazaron, para aprovisionarse de carne y grasa, hasta exterminarlas. El último lugar en donde se registraba esta especie era el arrecife de Triángulos en Yucatán. Ahora sólo nos queda el nombre de "Isla de Lobos" en las cercanías de la Laguna de Tamiahua como testimonio de su existencia.



Cóndor Norteño (Gymnogyps californianus):


Esta majestuosa ave se encontraba en las montañas del norte de Baja California . La especie se halla hoy en inminente peligro de extinción, pues aun en California su población es mínima.



Carpintero imperial (Campephilus imperialis):






Este pájaro carpintero se hallaba ampliamente distribuído en los bosques de pino desde Sonora y Chihuahua hasta Michoacán. No se ha vuelto a encontrar . Héctor Gómez de Silva indica que los ornitólogos tienen la hipótesis de que esta especie dependía para su subsistencia de los árboles más altos y viejos de los bosques, mismos que fueron los primeros en ser aprovechados por la extracción forestal. Al exterminarse los árboles viejos y corpulentos de su área de distribución el nicho ecológico del que dependía esta ave desapareció junto con la especie.


Zanate de Lerma (Quiscalus palustris):





Esta era una especie de ave endémica y restringida a la Ciénaga de Lerma, en el Valle de Toluca, Estado de México. Su extinción se debió al crecimiento de la ciudad de México, ya que al utilizarse el agua de los manantiales del río Lerma para atender la demanda de agua potable de su población las áreas lacustres, pantanos y ciénagas desaparecieron paulatinamente, y con ellos, esta ave. Anea de Schaus (Memphis schausiana):

Especie de mariposa diurna que sólo se conoce debido a unos cuántos ejemplares que fueron colectados por W. Schaus en las cercanías de Coatepec, Veracruz, a fines del siglo XIX. Era grande, la superficie dorsal negra con campos azul/violeta plomizos y colas en el ala posterior. Ha sido buscada vanamente por coleccionistas y científicos a lo largo del presente siglo, no sólo en la región de Coatepec, sino a lo largo de toda la Sierra Madre Oriental. No se conoce la causa de su aparente extinción, pero pudiera haber influido la erradicación de los bosques mesófilos de la región para el establecimiento de cafetales.

Sólo quedan el material tipo, depositado en el Museo Británico, y una pareja, procedente de la colección Mueller, en el Museo Nacional de Historia Natural.

La extinción se acrecienta en los períodos críticos que anteceden a cambios drásticos en el destino de la vida en la Tierra. Así, se han reconocido dos grandes épocas de crisis; la Permo- Triásica, que cambió el rumbo de un planeta dominado por anfibios hacia otro dominado por dinosaurios; y la Cretácica, que cambió el dominio de los anteriores por un mundo de aves y mamíferos.

Actualmente, debido al dominio que una sola especie (la humana) está imprimiendo sobre la faz del planeta, estamos enfrentando una nueva crisis que, vista desde una óptica optimista, sólo puede significar un nuevo cambio en las formas de vida que utilizaran el planeta en el futuro; pero, habría que cuestionarse, ya que el hombre es un producto del conjunto de condiciones y organismos a los que su población y actividades están presionando y extinguiendo, si nuestra especie tendrá lugar dentro de las condiciones resultantes de la crisis que provocamos.

Los sobrevivientes de nuestra irresponsabilidad se dejan ver en forma no tan velada y son, precisamente, las especies que han sabido eludir las estrategias de exterminio que, consciente o inconscientemente, practicamos contra el resto de los seres vivos. Así, podríamos aventurar que si el cataclismo biológico llegara a ocurrir, los próximos habitantes saldrían a campear por el mundo de nuestras casas, campos de cultivo, bodegas, drenajes y mercados. No sería remoto que la vida se continuara por medio de cucarachas, ratas y ratones y todas las malezas que han desarrollado estrategias para vivir subrepticiamente a nuestro lado.